lunes, 23 de marzo de 2015

0.2

La luz de la mañana se abría entre los pliegues de la cortina, la muchacha refunfuñó mientras se cubría la cabeza con el nórdico: "No quiero ir a trabajar" se repetía con cada vuelta que daba en la cama sobre si misma. PIIII PIII PIIII.
- ¡¡¡CÁLLATE YA!!! - Ori apagó el despertador con su mala leche de las mañanas que le caracterizaba. Cuan zombie se preparó como cada mañana sus cereales preferidos y sus tostadas con mantequilla, cuando ya estaba preparada para desayunar abrió su milimetrada agenda y comenzó a leer:

8.30 - Llegar al trabajo
8.45 - Entrevista con el diseñador Corly Madden
9.00 - II desayuno
9.30 - Empezar el diseño de la portada del mes que viene
14.00 - A casa

Lo que menos le apetecía desde luego, era la charla con Corly Madden, en su modesta opinión era chulo, prepotente y con cierta tendencia a emborronar todo papel que estuviese en su poder, pero claro, era uno de los dibujantes más famosos de la ciudad, todo el mundo lo conocía, y él era el encargado de pautar a Ori una serie de directrices que seguir sobre la siguiente portada. ¿Motivo? Su jefe así lo decidió sin mediar palabra. Así que a la chica no le quedó otra opción que aceptar, al fin y al cabo tampoco podía ir con exigencias, cuando hacía 5 meses que había entrado a trabajar.

Estaba dando su segundo bocado a la tostada cuando, un fuerte estruendo, el sonido más fuerte que la chica pudiera haber escuchado proveniente del exterior, hizo caer la tostada e incluso que la mesa temblara haciendo caer todo lo que había en ella. Ori Rekling se quedó quieta durante un par de segundos, tiempo suficiente para que poder escuchar sirenas, gritos y explosiones provenientes del exterior. 
Corrió hacía la ventana y entonces lo vio, el caos más absoluto mirara donde mirara, si su vista se paraba en frente, una gran humareda se esparcía por los tejados de todas las casas del pueblo, de hecho se podían apreciar altas llamas que al parecer procedían del estadio de Falú, si miraba a su derecha, veia una mujer anciana totalmente tumbada en el suelo, cubierta de sangre, y a la izquierda, y a la derecha y en todos los sitios, decenas de personas corriendo en busca de una escapatoria. 
No tenía muy claro que hacer ni que estaba pasando, pero decidió que lo más sensato era cojer el coche y escapar. Rápidamente tomó su bolso, su agenda, y en pijama, corriendo como nunca lo había hecho y con el corazón a punto de explotarla, se dirigía al coche. Su precioso Fiat que casi no había empezado a pagarlo, pero que para ella significaba el comienzo de su madurez e independencia total.

Lo que vio mientras conducía por las caóticas calles, era indescriptible, gente muerta en las calles, niños llorando mientras buscaban a, presumiblemente, sus padres, entonces en ese caos que abordaba la mente de la chica, asomó un atisbo de sensatez "¡¡¡Tengo que poner la radio!!!" Y es que, llevaba montada en el coche, intentando saber que hacer, durante diez minutos, y en todo ese tiempo aunque veía todo lo que acontecía en el exterior, no había caído ni en socorrer a la gente, ni en pensar el motivo por el que ella era la única que estaba conduciendo, y mucho menos saber hacía donde se dirigía y que había ocurrido en ese tiempo,desde que estaba desayunando y actualmente.

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii todos piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii en piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
piiiiiiiiiiiiiiiiiiiii he piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii coche piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Por más que giraba la ruletilla de la radio, solo escuchada pitidos y algunas palabras sueltas del que sea quien fuera hablaba a través de ella.

Es entonces cuando paró en secó, salió del coche con su pijama, comprado por su madre, hace ya años y se acercó a un señor que estaba gritando en la calle, pero para llegar a él por poco no le tiran por lo menos 6 personas que corrían hacía una dirección difusa.

- ¿Que está ocurriendo? - Preguntó Ori gritando para que el señor pudiera prestarle algo de atención entre el barullo de gritos, sirenas y explosiones.
- Han empezado a asesinar a gente, ha habido explosiones - gritó el hombre, mientras su rostro era un amasijo de lágrimas y locura - mi mujer... ha sido sin mediar palabra - fué entonces cuando los ojos del señor se encontraron con los de ella - ¿Donde demonios has estado TU en este tiempo? ¡¡¡ACASO NO SABES LO QUE ESTÁ PASANDO!! - Las manos del señor empezaron a sacudir a Ori con los hombros - ¡¡HUYE DE AQUÍ!! - Entonces sus ojos se abrieron de par en par y las pupilas se dilataron, su cuerpo cayó inerte al suelo, y la sangre emanaba directamente del corazón. 
Orí gritó y retrocedió mirando a su alrededor, buscaba un arma, alguien que hubiese disparado, pero solo veia gente gritando, corriendo desesperada de un lado a otro. 
- No ha podido ser un disparo - dijo en voz baja - no he escuchado ningún... - entoncés otra explosión, hizo su aparición. Y ella se desplomó. 

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