viernes, 27 de marzo de 2015

[Minirrelato] 1412

Había nacido el 8 de enero de 1983, sus primeras palabras coherentes habían sido un 15 de Marzo de 1984, sus primeros pasos un 23 de Abril de 1984, descubrió el  mito de los reyes magos a los 9 años, se había enamorado a los 19 de un gilipollas de la universidad.
A los 25 años estrenó su flamante coche de segunda mano conseguido con el sudor de su frente y a los pocos años se había casado con el amor de su vida.

Ahora a los 32 años yacía en una cama, apunto de perder las pocas fuerzas que le quedaban. Ella sabía que su hora estaba a punto de llegar, pero le miraba a él y no quería irse. Quería seguir riendo de las estupideces diarias, quería enfadarse cada vez que el llegaba más tarde de lo que debiera y quería besarle como hacía cada día.
Sentía su sudorosa mano apretada con la suya, quería decirle por última vez que lo amaba, quería que le dejara el teléfono para poder llamar a sus padres y despedirse de ellos, pero no podía, era incapaz de articular una sola palabra, lo único de lo que se sentía capaz era de llorar en silencio, bajo la angustiosa mirada de Alonso.

Había sido en un viaje, ella iba a verle a Asturias y para eso había decidido ir en autobús, pero a 40 kilómetros de destino, un maldito accidente hizo que tanto ella como 10 personas, estuvieran o muertas o apunto de hacerlo.
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Recibió la llamada de teléfono en el trabajo y se quedó durante unos  minutos en shock, sin poder articular palabra, con esas palabras resonando en su cabeza "... Debería venir inmediatamente a despedirse..." otras cosas antes y otras después le habían dicho, pero solo se quedaba con eso.. "¿Despedirse?" 

Alonso corrió y corrió, y allí estaba la horrible puerta gris del hospital, cerrada a cal y canto, escuchaba llantos y gritos provenientes de otras habitaciones, pero la que tenía en frente era silencio, silencio y sufrimiento. Abrió lentamente y vió a María tumbada en la cama, conectada a una máquina que solo emitía pitidos, sin decir nada se sentó a su lado y la agarró la mano con fuerza, sabía que cualquier palabra quedaría en el aire. La miró a los ojos y vio que de sus ojos salían lágrimas y mucha información silenciosa. El la sonrió, y fué entonces cuando los pitidos cesaron y solo quedó un pitido alargado en el tiempo.

María murió a las 14:12 minutos del 9 de Enero de 2015.

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